Shell y Scuderia Ferrari celebraron su aniversario 75 que se realizó en el marco del Gran Premio de Mónaco de 2025 no solo representa un hito histórico, sino un ejemplo ejemplar de cómo un patrocinio puede mantenerse vigente durante décadas, evolucionando con los tiempos y reforzando la identidad de ambas marcas.
El ADN compartido: rendimiento, innovación y excelencia
Desde aquella primera carrera conjunta en el GP de Mónaco de 1950, Shell y Ferrari han compartido mucho más que una relación comercial. Su alianza se basa en valores profundamente alineados: el deseo constante de innovación, la búsqueda de la excelencia y una obsesión común por el rendimiento, tanto dentro como fuera de la pista.
Las grandes marcas no se asocian únicamente por visibilidad. En el caso de Shell y Ferrari, la unión se ha sostenido por un componente técnico determinante: la cocreación de valor. Shell no es un simple patrocinador decorativo. Es un socio tecnológico clave, responsable del desarrollo de los combustibles Shell V-Power y los lubricantes Shell Helix, productos que marcan la diferencia en cada carrera. Esta alianza técnica, basada en investigación, desarrollo y resultados, ha sido una piedra angular del éxito de Ferrari en la Fórmula 1.

Estrategia de patrocinio: más allá del logo
Un patrocinio de 75 años no sobrevive solo con branding en los monoplazas o presencia en la ropa del equipo. Detrás de esta permanencia hay una estrategia sólida que combina:
- Integración tecnológica: Shell aporta soluciones reales que mejoran el rendimiento del motor Ferrari, lo que refuerza la autenticidad de su rol.
- Visibilidad global: Al aliarse con la escudería más emblemática de la F1, Shell asocia su imagen a la tradición, el prestigio y la emoción que genera Ferrari.
- Innovación sostenible: De cara a 2026, la marca se compromete a suministrar un combustible sostenible avanzado a Scuderia Ferrari, alineándose con los nuevos reglamentos de la FIA y las exigencias del mercado en transición energética.
- Propósito compartido: Ambas compañías están comprometidas con un futuro más verde y usan la Fórmula 1 como laboratorio para desarrollar soluciones aplicables al mundo real.
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Lecciones del patrocinio Shell–Ferrari para el marketing deportivo
Este caso emblemático nos deja varias enseñanzas sobre cómo se construye y se mantiene una alianza de alto valor en el deporte:
1. Consistencia de marca
Shell y Ferrari nunca han traicionado su esencia. La energía, la velocidad y el prestigio están en el ADN de ambas marcas. Esta consistencia facilita la conexión emocional con los públicos.
2. Colaboración mutua, no subordinación
Shell no solo patrocina; coopera activamente en el desarrollo de productos. Esto demuestra que un patrocinio no tiene que ser unidireccional: puede ser una verdadera sociedad estratégica.
3. Adaptación a los tiempos
Lo que comenzó como una alianza basada en combustibles fósiles hoy se proyecta hacia un futuro sostenible. Shell ya trabaja en biocombustibles avanzados, energía eléctrica y otras formas de movilidad sostenible, asegurando así la relevancia futura del patrocinio.
4. Construcción de storytelling
Con 75 años de historia compartida, hay un arsenal de relatos que refuerzan la conexión entre ambas marcas. Desde grandes victorias hasta desafíos técnicos superados, el relato de esta alianza es poderoso y auténtico, ideal para campañas de contenido, activaciones y relaciones públicas.
5. Visibilidad sin saturación
En un mundo donde los patrocinios a menudo se ven como intrusivos o excesivos, Shell ha mantenido una presencia sobria pero efectiva. Su branding aparece donde realmente importa: en el desempeño y la innovación.
Celebración y proyección hacia el futuro
En el Gran Premio de Mónaco, el SF-25 se lanzó un gráfico conmemorativo de los 75 años de asociación. No se trata solo de un homenaje visual. Es la reafirmación de una alianza que sigue vigente, no por nostalgia, sino por su capacidad de evolucionar y entregar resultados reales.
Ferrari lo ha expresado con claridad a través de su Chief Racing Revenue Officer, Lorenzo Giorgetti: “Este hito es un testimonio de la fortaleza duradera y el compromiso mutuo de nuestra relación, y de la dedicación inquebrantable de Shell a la innovación en combustible y lubricantes”.
Por su parte, David Bunch, Vicepresidente Ejecutivo del Grupo Shell Mobility & Convenience, también es claro en el propósito: “Nuestra participación en la Fórmula 1 está impulsada por el deseo de crear mejores productos y servicios para nuestros clientes”.
La historia de Shell y Ferrari es más que una anécdota de longevidad. Es una lección viva de cómo se construyen patrocinios que trascienden el tiempo, transformando la visibilidad en valor, la inversión en innovación y la asociación en ventaja competitiva.
A medida que la Fórmula 1 entra en una nueva era sostenible, esta alianza se perfila como un modelo a seguir en el marketing deportivo, donde la permanencia ya no depende solo de cuánto se invierte, sino de cuánto se aporta a la causa común.
Una alianza tan duradera como la de Shell y Ferrari, que ya suma 75 años, no se sostiene solo con dinero ni con visibilidad. Existen varios factores estratégicos, técnicos y emocionales que hacen posible que un patrocinio se mantenga firme a lo largo de las décadas.
1. Propósito y valores compartidos
Cuando dos marcas comparten una visión del mundo similar —en este caso, innovación, excelencia y liderazgo en su industria—, es más fácil alinear sus estrategias a largo plazo. Ferrari busca rendimiento extremo en pista; Shell aporta la tecnología para lograrlo.
Clave: una asociación basada en un propósito común es más resiliente a los cambios del entorno.
2. Colaboración técnica real (no solo visibilidad)
Shell no es solo un logo en el auto. Es un socio tecnológico que trabaja junto a Ferrari para desarrollar combustibles, lubricantes y soluciones que mejoren el rendimiento del coche.
Cuando el patrocinador aporta valor tangible al producto o servicio del patrocinado, la relación se vuelve indispensable.
3. Integración en la identidad de marca
La asociación se vuelve parte de la narrativa histórica y cultural de ambas marcas. Shell y Ferrari han ganado campeonatos juntos, han enfrentado crisis y han evolucionado tecnológicamente. Ya no se entienden fácilmente el uno sin el otro.
Una marca que se vuelve parte de la otra en la mente del consumidor crea un lazo emocional muy difícil de romper.
4. Capacidad de adaptación a nuevas eras
Ambas marcas han sabido renovarse sin perder su esencia. Hoy, la relación mira hacia el futuro con un foco claro en la sostenibilidad: Shell desarrollará biocombustibles avanzados para Ferrari en 2026, adaptándose a las nuevas reglas de la F1 y las demandas del planeta.
Los patrocinios que evolucionan con el tiempo y se alinean con los nuevos contextos tienen más chance de sobrevivir.
5. Relación contractual basada en confianza y resultados
Los contratos se renuevan por años porque existe una relación basada en resultados concretos y confianza mutua. Hay una historia de éxito, cumplimiento y crecimiento conjunto que sustenta cada renovación.
Los acuerdos duraderos se basan en rendimiento demostrado, no solo en promesas.
6. Interés comercial mutuo
Ferrari se beneficia del apoyo tecnológico de Shell, y Shell mejora su imagen, prueba productos en condiciones extremas y gana prestigio global. Hay beneficios mutuos claros y medibles, tanto en performance como en percepción de marca.
Cuando ambas partes ganan de forma sostenida, hay razones de sobra para seguir.
7. Storytelling poderoso
La historia de Shell y Ferrari es un activo en sí mismo. Se puede contar en campañas, activaciones, redes sociales y medios. El relato de 75 años juntos genera credibilidad, nostalgia y conexión emocional con los fanáticos.
Una historia bien contada refuerza el valor del patrocinio ante audiencias nuevas y existentes.
8. Entorno de alto rendimiento como laboratorio de innovación
La Fórmula 1 es un campo de pruebas extremo. Shell puede probar y desarrollar tecnologías que luego aplicará en productos comerciales, como combustibles y lubricantes para autos convencionales.
El deporte como plataforma de I+D refuerza la utilidad estratégica del patrocinio.
9. Liderazgo visionario
Tanto Ferrari como Shell han tenido líderes que entienden que el patrocinio no es un gasto, sino una inversión estratégica de largo plazo. Esta mentalidad ha permitido mantener el vínculo aún en momentos difíciles.
Una visión de largo plazo es indispensable para sostener una alianza en el tiempo.