Stella Artois se alineó con el espíritu de Wimbledon 2025 al cambiar el color su lata

Stella Artois

Stella Artois, este año sorprendió al público del prestigioso torneo de Wimbledon con un movimiento audaz: cambiar por completo el diseño de su icónica lata para adaptarse a los códigos estéticos del evento. Un gesto que no solo evidencia sensibilidad cultural, sino también una comprensión estratégica del valor del contexto en el posicionamiento de marca.

Una tradición que no admite concesiones

Wimbledon es mucho más que un torneo de tenis. Es un ritual cargado de simbolismo, donde la estética tiene un peso casi sagrado. La norma del blanco impoluto no se limita al uniforme de los jugadores: es un manifiesto visual de elegancia, decoro y pertenencia. En este escenario, cada detalle cuenta. Entender eso es clave para cualquier marca que quiera no solo estar presente, sino verdaderamente integrarse al ecosistema del All England Club.

El blanco como acto de pertenencia

Stella Artois, sponsor oficial de Wimbledon, lo ha entendido con una precisión quirúrgica. Su edición especial de lata completamente blanca es una intervención visual tan sutil como potente. Despojada del tradicional rojo y los detalles dorados que han definido la identidad visual de la marca durante más de un siglo, la nueva presentación mantiene únicamente un discreto borde en verde y púrpura —los colores oficiales del torneo— como guiño cromático. Todo lo demás ha sido “blanqueado” en homenaje al código estético de Wimbledon.

Este rediseño, lejos de debilitar la identidad de la marca, la reafirma. Porque no se trata de borrar quién es Stella Artois, sino de demostrar que puede adaptarse con elegancia a un entorno tan exigente como exclusivo. El equilibrio entre continuidad y ruptura ha sido orquestado por la agencia GUT Amsterdam y el estudio de branding Jones Knowles Ritchie, quienes supieron leer con claridad el espíritu del torneo y cómo la marca podía dialogar con él sin perder su esencia.

Más que una campaña, una declaración de principios

La fuerza de esta activación no radica únicamente en el cambio de diseño. Es una clase magistral de cómo una marca puede utilizar el contexto como catalizador para reforzar su mensaje. En un momento donde el “branding líquido” se impone —capaz de adaptarse a múltiples plataformas y audiencias sin diluir su identidad—, Stella Artois demuestra que la flexibilidad bien pensada no es una amenaza, sino una ventaja competitiva.

“Solo nos ha llevado 145 años adaptarnos al tradicional código de vestimenta de Wimbledon”, ironizó Anselmo Ramos, presidente creativo de GUT, en una publicación en LinkedIn. La frase condensa perfectamente el espíritu de la acción: respeto por el legado, pero sin miedo a evolucionar.

Embajadores que encarnan el mensaje

Para amplificar el impacto de esta edición especial, la campaña se apoyó en dos figuras que simbolizan el cruce entre deporte, moda y elegancia: David Beckham y Maria Sharapova. Ambos representan no solo excelencia deportiva, sino también una estética que encaja a la perfección con el universo Wimbledon. Su presencia no es anecdótica: es una extensión natural de un mensaje que aspira a conectar con un público que valora tanto la tradición como el estilo.

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Relevancia contextual: el arte de integrarse sin desaparecer

Este tipo de movimientos son la prueba de que el marketing deportivo va más allá de la mera exposición de logotipos. Se trata de interpretar el momento, leer el ambiente y decidir cómo participar en él de forma significativa. Stella Artois no se limitó a estar en Wimbledon; quiso ser parte de Wimbledon. Y lo logró a través de una estrategia que supo ceder el protagonismo justo al entorno para amplificar el propio.

En un ecosistema saturado de mensajes, las marcas que destacan son aquellas que saben cuándo hablar alto y cuándo susurrar en el tono correcto. La lata blanca de Stella Artois no grita: seduce. No interrumpe: fluye. Y en ese gesto sutil, encuentra una poderosa forma de diferenciarse.

Con esta activación, Stella Artois no solo se alineó con el espíritu de Wimbledon. También elevó la conversación sobre lo que significa ser una marca contemporánea: adaptable, sensible al contexto y, sobre todo, consciente de que el verdadero lujo no está en imponerse, sino en saber pertenecer.

El cambio de color de la lata de Stella Artois con motivo de Wimbledon es una estrategia de marketing deportivo altamente efectiva por varias razones clave, todas ancladas en principios fundamentales del marketing contextual, el patrocinio estratégico y la construcción de marca dentro del deporte. Aquí te explico por qué:


1. Respeto y alineación con el código cultural del evento

Wimbledon no es un torneo más: es un ícono del deporte, cargado de tradición, ritual y estética. Al adoptar el blanco impoluto —norma estricta para los jugadores— Stella Artois demuestra un entendimiento profundo del espíritu del evento. No solo “está presente” como patrocinador, se mimetiza con el entorno, lo que genera una conexión más auténtica y emocional con el público.

→ Resultado: La marca se gana el respeto de los fans del torneo y refuerza su legitimidad en el ecosistema deportivo.


2. Activación de patrocinio con propósito

En lugar de limitarse a poner su logo en vallas o anuncios, Stella transforma su producto para hablar el lenguaje del evento. Esta es una activación de patrocinio inteligente, que convierte una obligación contractual (visibilidad de marca) en una acción creativa y memorable que resalta entre los demás patrocinadores.

→ Resultado: Mayor recordación de marca y diferenciación dentro del saturado mundo del patrocinio deportivo.


3. Relevancia contextual: adaptarse sin perder identidad

Modificar su diseño clásico —con más de un siglo de historia— no es una concesión, es una muestra de flexibilidad estratégica. Stella cede el protagonismo visual al evento, pero sin borrar su esencia. La nueva lata sigue siendo elegante y reconocible, pero se adapta al contexto con inteligencia y sensibilidad.

→ Resultado: Se percibe como una marca sofisticada, contemporánea y con capacidad de adaptación, cualidades valiosas para públicos premium.


4. Expansión del mensaje más allá del deporte

Wimbledon es tanto un evento deportivo como un símbolo de estilo, clase y exclusividad. Al alinear su diseño con ese código, Stella también se proyecta en territorios como la moda, el lifestyle y la cultura. Es una forma de cruzar fronteras y conectar con audiencias que valoran el refinamiento tanto como el deporte.

→ Resultado: Incrementa su valor aspiracional y fortalece su posicionamiento en segmentos premium y de lifestyle.


5. Narrativa poderosa y compartible

Una lata blanca puede parecer un cambio menor, pero en el contexto correcto se convierte en una historia poderosa. Y eso es lo que busca el marketing deportivo hoy: narrativas que conecten emocionalmente. El mensaje de “adaptarnos después de 145 años” refuerza la idea de evolución, tradición y sentido de pertenencia.

→ Resultado: Genera conversación, se vuelve viral y multiplica su visibilidad en medios, redes y plataformas especializadas.


6. Coherencia con embajadores estratégicos

El uso de figuras como David Beckham y Maria Sharapova potencia aún más el mensaje. No solo son íconos deportivos, sino también referentes de estilo y elegancia. Encarnan exactamente lo que Stella quiere proyectar con esta campaña: clase, prestigio y afinidad con el universo Wimbledon.

→ Resultado: Aumenta la credibilidad del mensaje y la conexión con diferentes públicos.


El cambio de color de la lata no es solo una decisión estética; es una estrategia profundamente pensada de marketing deportivo. Aprovecha la visibilidad del torneo, respeta su cultura, adapta su producto, amplifica su mensaje con embajadores adecuados y genera conversación. Todo sin traicionar su identidad.

Es el tipo de movimiento que convierte a una marca de cerveza en parte del legado visual y emocional del deporte que apoya.