160 jugadores adultos, niños y niñas compitieron por el trofeo de la reconciliación en el sector de Campo Amor.
-Instituciones como el Área Metropolitana, la ARN y la ONU contribuyeron a hacer realidad esta jornada deportiva.
-El equipo de Parceros de la Colinita logró el triunfo después de disputar cinco partidos donde acumuló puntos por buen vocabulario, conciliación, compañerismo y juego limpio.
160 personas entre reincorporados, víctimas, jóvenes del proyecto Parceros y funcionarios de la Alcaldía de Medellín, el Área Metropolitana, la Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN), el Inder y la Misión de Verificación de la ONU en Colombia le apostaron al deporte para fortalecer el tejido social, la convivencia y la reconciliación, a través de la segunda versión del festival Fútbol en Paz en la cancha de Campo Amor.
“Queremos por medio del deporte crear propuestas de convivencia para la paz. Crear escenarios de reconciliación y crear escenarios de reintegración para todos esos grupos poblacionales que han sufrido la violencia, pero que también han hecho la violencia. Esto es una apuesta colectiva tanto de sociedad civil, como desde las instituciones que hacemos presencia y queremos que por medio del fútbol, del deporte popular, aportar a la construcción de paz en la ciudad”, precisó el secretario de la No-Violencia, Luis Eduardo Giraldo.
La final del Torneo de Fútbol en Paz fue disputada por el de equipo de Firmantes por la vida y Parceros de la Colinita, este último llevandose el triunfo con un marcador de tres a dos, convirtiendo este encuentro futbolístico en una de las estrategias para fortalecer el tejido social entre estas poblaciones y contribuir a la promoción de una cultura de paz y reconciliación en la ciudad.
“Desde la entidad seguimos promoviendo este tipo de espacios donde promovemos el buen trato, la resolución de conflicto y muy importante contribuir a la Paz Total y duradera”, dijo Miguel Iguarán líder de seguridad y convivencia del Área Metropolitana de Valle de Aburrá.
Durante esta segunda versión, se logró la participación de 64 niños y niñas familiares de excombatientes, funcionarios públicos y víctimas del conflicto, quienes en ocho equipos se la jugaron por el Festival de Fútbol en Paz como una acción restaurativa que propició espacios de sanación emocional para los menores, además de una reflexión para no repetir la historia.
“Estoy acá en esta integración de paz y de reconciliación que nos ha brindado la Alcaldía de Medellín con el objetivo de reconciliarnos. Me siento contento y orgulloso de estar compartiendo en este espacio. Esperamos que estas actividades se puedan replicar en otras partes del departamento y del país para poder avanzar en la paz completa que tanto queremos los colombianos”, dijo Pedro Baracutao Garcia Ospina, firmante de paz y Representante a la Cámara por el partido Comunes.
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El juego limpio caracterizó la jornada, los goles no brindaron el resultado final del torneo, porque los ganadores ejecutaron cada movimiento basados en los principios acordados de sana convivencia y construcción de compromisos para el diálogo y la empatía. Esto hizo del escenario deportivo un encuentro de reconciliación, no estigmatización y la promoción de convivencia pacífica en escenarios de No-Violencia para contribuir al proceso de reincorporación de Firmantes por la Paz y por la Vida, comparecientes de la fuerza pública y sus familias y las víctimas.
“La unión es maravillosa para nosotros. Espero que esto se repita, estos escenarios se deben repetir, porque nos hacen más grandes, hace que nos conozcamos y compartamos juntos lo que estamos haciendo hace muchos años: la paz y la reconciliación”, mencionó Catalina Cano, víctima del conflicto armado y líder deportiva del Corregimiento de San Cristóbal.
Durante toda la jornada deportiva también se realizaron actividades artísticas, culturales y de emprendimiento con la Feria Hecho en Paz y un World Coffee para el emprendimiento femenino y de población LGTBIQ+. Este festival responde a la misionalidad de la Secretaría de la No-Violencia enfocada en la construcción de paz en Medellín con ayuda del reconocimiento de los sujetos en contextos restaurativos a partir de la generación de procesos formativos vinculados a temáticas como memoria, verdad y justicia que permiten poner en el centro a las víctimas, los responsables y la comunidad.