En el mundo del marketing deportivo, las marcas suelen buscar asociaciones con atletas que encarnen sus valores más profundos. La alianza entre Lacoste y Novak Djokovic es un ejemplo paradigmático: desde 2017, el serbio se ha convertido en embajador global de la firma francesa, luciendo en sus partidos el inconfundible cocodrilo que René Lacoste inmortalizó como símbolo de tenacidad, resiliencia y elegancia.
Sin embargo, la marca ha decidido dar un paso histórico y, de manera temporal, sustituir su tradicional cocodrilo por un nuevo emblema: una cabra. El gesto no es casual. Djokovic, con sus 24 títulos de Grand Slam, 100 trofeos ATP y récords que desafían la lógica del tiempo, es considerado por muchos el «GOAT» (Greatest Of All Time). La coincidencia entre la sigla y el animal ha convertido a la cabra en un símbolo universal de su legado.
Una jugada maestra de branding deportivo
La decisión de Lacoste no es simplemente estética, sino estratégica. En un mercado global donde los consumidores buscan auténticas historias detrás de los productos, el cambio de logo conecta la narrativa de la marca con el imaginario colectivo del deporte. La cabra, en este caso, no solo representa a Djokovic, sino también la máxima expresión de excelencia y longevidad.
Con 38 años, el tenista serbio sigue dominando la élite del tenis, acumulando récords y reinventándose en cada temporada. Más de la mitad de sus títulos de Grand Slam llegaron después de cumplir los 30, una muestra de disciplina, adaptación y mentalidad ganadora que lo han convertido en un referente no solo deportivo, sino también cultural.

La colección cápsula “GOAT”
Para materializar este homenaje, Lacoste lanzó una colección cápsula exclusiva, protagonizada por el icónico polo Petit Piqué, una chaqueta, un chándal de tafetán con rombos, camisetas y gorras. Cada prenda mantiene la estética minimalista que caracteriza a la marca, pero con un detalle que hace toda la diferencia: un logo especial de cabra, diseñado en el verde característico de Lacoste.
Este movimiento combina dos elementos clave del marketing contemporáneo: exclusividad y storytelling. Por un lado, la colección limitada despierta el deseo de los consumidores que buscan piezas únicas. Por otro, el cambio del logo fortalece la conexión emocional entre la marca, el atleta y los aficionados, al convertir una metáfora popular (Djokovic como el “GOAT”) en un símbolo tangible.






Más allá del tenis: un legado cultural
La estrategia de Lacoste se inserta en una tendencia más amplia donde las marcas deportivas ya no solo venden ropa o accesorios, sino estilos de vida y símbolos culturales. El cocodrilo, que durante décadas representó rebeldía y elegancia en las canchas, ahora comparte espacio con un nuevo animal cargado de significado.
El impacto de este cambio va más allá de las ventas inmediatas. Refuerza a Lacoste como una marca que entiende la cultura deportiva actual, capaz de adaptarse sin perder autenticidad. Al mismo tiempo, consolida a Djokovic como una figura cuyo legado excede las canchas: no solo es un atleta exitoso, sino también un ícono global que inspira a millones.
Cambiar el logo es una de las decisiones más arriesgadas para cualquier marca, especialmente cuando se trata de un emblema con tanta historia como el cocodrilo de Lacoste. Sin embargo, en este caso, la jugada es magistral: la cabra no reemplaza al cocodrilo, lo enriquece. Representa un tributo único al mejor tenista de todos los tiempos y, al mismo tiempo, una demostración de cómo el marketing deportivo puede transformar un simple gesto en un poderoso mensaje de marca.
En definitiva, Lacoste ha logrado lo que pocas firmas consiguen: fusionar deporte, moda y cultura en una narrativa que permanecerá tanto en la memoria de los aficionados como en la historia del branding deportivo.
Te puede interesar leer: Juventus y Giorgio Armani unidos para las temporadas 2025/2026 y 2026/2027
Ese cambio de imagen es una estrategia de marketing deportivo exitosa por varias razones clave:
1. Transforma un apodo en un activo de marca
Novak Djokovic es conocido globalmente como el GOAT (Greatest Of All Time). Ese concepto ya estaba instalado en la mente de los aficionados al tenis y del público deportivo en general. Al sustituir el cocodrilo por la cabra, Lacoste convierte un apodo popular en un símbolo tangible de producto, apropiándose de una narrativa que ya circulaba en la cultura deportiva.
2. Conexión emocional con los fans
El marketing deportivo se basa en historias, ídolos y emociones. El logo de la cabra no solo homenajea a Djokovic, sino que permite a los seguidores “vestir” el legado del campeón. De esta forma, los consumidores sienten que participan en el reconocimiento al mejor tenista de todos los tiempos.
3. Exclusividad y deseo de pertenencia
La colección cápsula con la cabra es limitada, lo que incrementa su valor aspiracional. El consumidor no solo compra una prenda, sino un pedazo de historia deportiva. Esto genera urgencia y diferenciación en un mercado altamente competitivo como el de la moda deportiva.
4. Refuerza los valores de la marca
El cocodrilo siempre representó resiliencia y elegancia. La cabra no lo sustituye, lo potencia, sumando un componente de grandeza y longevidad. Así, Lacoste se mantiene fiel a su identidad mientras demuestra que es capaz de adaptarse a la cultura contemporánea del deporte.
5. Genera impacto mediático
Un cambio de logo en una marca tan icónica como Lacoste no pasa desapercibido. La acción ha logrado titulares en medios deportivos, de moda y de negocios, multiplicando la exposición de la marca más allá del tenis. Ese alcance mediático gratuito es una de las grandes victorias de esta estrategia.
6. Posiciona a Lacoste frente a la competencia
Mientras otras marcas deportivas buscan atletas jóvenes para proyectar futuro, Lacoste capitaliza la vigencia de Djokovic a los 38 años, mostrando que su ropa es sinónimo de excelencia atemporal. Con esto, se diferencia en el mercado y refuerza la percepción de calidad y sofisticación.
El cambio de imagen es exitoso porque fusiona branding, cultura deportiva y storytelling en una sola acción. No es solo un logo distinto: es un movimiento que amplifica la leyenda de Djokovic, fortalece la identidad de Lacoste y genera un poderoso vínculo emocional con los consumidores.