Steve Prefontaine es pocos nombres resuenan con tanta fuerza en el mundo del marketing deportivo. Este legendario corredor estadounidense, apodado «Pre», no solo fue un atleta excepcional, sino también un pionero que desafió las normas y revolucionó la forma en que las marcas se asociaban con los deportistas.
Un talento inigualable de Steve Prefontaine
Nacido en 1951 en Coos Bay, Oregon, Prefontaine se enamoró del atletismo a una temprana edad. Su talento era evidente desde el principio, y pronto se convirtió en uno de los corredores de fondo más dominantes de la historia de la NCAA.
Un espíritu rebelde
Prefontaine no solo era conocido por su velocidad y resistencia, sino también por su espíritu rebelde. Se negaba a seguir las reglas tradicionales del atletismo, prefiriendo correr con un estilo más instintivo y agresivo. Su actitud desafiante lo convirtió en un ídolo para muchos jóvenes que se identificaban con su espíritu libre.
Un contrato histórico
En 1973, Prefontaine firmó un contrato con Nike, convirtiéndose en el primer atleta de pista en la historia en tener un acuerdo de patrocinio con una marca de calzado deportivo. Este contrato fue un hito en el marketing deportivo, ya que marcó el comienzo de una nueva era en la que las marcas comenzaron a invertir en atletas individuales, no solo en equipos o deportes.
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En Eugene, donde se celebraron las pruebas olímpicas americanas, los atletas descubrieron que sólo tenían que presentarse en la tienda abierta por los primeros empleados de Nike y demostrar que participaban en estas pruebas para que les ofrecieran un par de zapatillas. y una camiseta con su nombre. Fue algo inusual, pero definitivamente divertido.
En casa, el «Pre» nunca perdió. Pero en Múnich, un error táctico le condenó al cuarto puesto en los 5.000 metros olímpicos, muy por detrás del finlandés Lasse Viren. Abatido, se preguntó si debería cambiar su vida y abrir un bar llamado «Sub 4», que lleva el nombre de la élite atlética que corre la milla en menos de cuatro minutos. Reanudó sus entrenamientos, estableció más récords estadounidenses y luchó contra las reglas del atletismo amateur. Cuando le ordenaron quitarse las cuatro letras de esta nueva marca que llevaba en su conjunto de calentamiento, regresó con una prenda adornada con un sencillo logo, el «swoosh» de Nike. Nada ilegal.
Para ayudarle a prepararse para los Juegos Olímpicos de Montreal de 1976, los dos cofundadores de la empresa, Philip Knight y Bill Bowerman, le ofrecieron un contrato anual de 5.000 dólares. El nuevo «embajador de la marca» emprendió el camino hacia las competiciones de atletismo. Presentó los nuevos modelos de zapatos a algunos de los competidores, enviándoles a veces un par, junto con algunos consejos. Mary Decker, una joven atleta afincada en Eugene, fue una de las primeras beneficiarias.
Lo mismo hizo Bill Rodgers, quien dijo: «Un mes antes del maratón de Boston, en 1975, recibí un paquete con un par de Nike y una carta muy bonita de Steve, a quien sólo conocía de nombre». Con sus zapatillas nuevas, ganó el primero de sus cuatro maratones de Boston: «Se ajustan perfectamente. Los cordones se estaban desatando, pero eran geniales».
Un legado duradero
La carrera de Prefontaine se vio truncada trágicamente en 1975 cuando murió en un accidente automovilístico a la edad de 24 años. Sin embargo, su legado sigue vivo. Su espíritu indomable y su pasión por el atletismo continúan inspirando a corredores de todo el mundo.
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Las claves del éxito de Prefontaine como marca
El éxito de Prefontaine como marca se basó en varios pilares:
- Su talento natural y sus logros deportivos: Prefontaine era un atleta excepcional con un palmarés envidiable. Sus victorias en importantes competiciones lo convirtieron en una figura reconocida a nivel mundial.
- Su personalidad carismática: Prefontaine era un personaje magnético con una energía contagiosa. Su espíritu rebelde y su pasión por el atletismo lo conectaron con una generación de jóvenes que buscaban algo diferente.
- Su asociación con Nike: El contrato de Prefontaine con Nike fue una jugada maestra que le permitió a la marca asociarse con un atleta joven, talentoso y con un gran potencial comercial.
El legado de Prefontaine en el marketing deportivo
El legado de Prefontaine en el marketing deportivo es innegable. Su contrato con Nike abrió las puertas a una nueva era en la que las marcas comenzaron a invertir en atletas individuales. Su espíritu rebelde y su pasión por el atletismo continúan inspirando a corredores de todo el mundo.